
Recuerdo cuando éramos niños y paseábamos por aquellas veredas repletas de diminutas hojas arrastrándose junto al viento desde lejos y que sólo alcanzaban descanso cuando nuestros pies las detenían y para mala suerte de muchas terminaban fracturadas por nuestras fuertes pisadas. Recuerdo que incluso algunos empujones nos dábamos para tener el placer de hacer crujir las marchitadas hojas de otoño. Habían tantas hojas en nuestro último paseo por el parque Las Jaulas, eran tantas que partecían una alfombra tejida por grandes Raulíes del sur; te miré varias veces con un tono desafiante, listo para empezar la batalla, pero ni siquiera me miraste.
¿Ya te olvidaste de lo que nos hizo tan felices por tanto tiempo? ¿ De qué más te has olvidado? ¿ Qué más queda por olvidar? El paso del tiempo no es en vano.Ella
3 comentarios:
que bueno que en primavera vuelven los arboles a la vida...
quien sabe que pasara el proximo otoño?
Nadie lo sabe, la única certeza que hay en la vida, es la irrevoclabe muerte.
Saludos!
Querida Elena:
Excelente su blog. Tiene su siete asegurado.
Cariños,
Jorge
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